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Cuando se trata de combatir la crisis climática, los vehículos eléctricos son una buena opción, pues a diferencia de los estándar, que emiten nubes de gases de escape de combustibles fósiles a la atmósfera, las versiones eléctricas dependen de la energía de las baterías, pero estas también tienen su lado oscuro. Por ejemplo, los separadores de polipropileno y policarbonato, muy utilizados en las baterías de iones de litio, tardan cientos o miles de años en degradarse, y aumentan la carga medioambiental. Así que, ¿qué opciones tenemos? Al parecer, utilizar los caparazones de los cangrejos.

En un artículo publicado recientemente en la revista Matter, Liangbing Hu, director del Centro de Innovación de Materiales de la Universidad de Maryland y otros investigadores presentaron recientemente su invención de una batería mucho más fácilmente biodegradable que las fuentes de energía de iones de litio. Y sí, está hecha con caparazones de cangrejo. ¿Cómo funciona? Pues te contamos. ¿Sabes que cuando intentas cargar el mando de la tele o el de la Xbox con pilas AA, hay que preocuparse por el más y el menos? Básicamente, esto se debe a que las pilas funcionan utilizando una sustancia especial llamada electrolito para barajar iones, o partículas cargadas, de un lado a otro de esos terminales negativos y positivos. Es importante que el (+) y el (-) estén en la posición correcta.

Ese electrolito puede ser una multitud de medios diferentes, pero según los investigadores del nuevo estudio, muchas baterías utilizan productos químicos inflamables o corrosivos para esta función. Productos químicos que no son fácilmente biodegradables. En cambio, para su batería Hu y sus colegas recurrieron a un electrolito en gel que se encuentra en un material biológico llamado quitosano, fácilmente biodegradable. “El quitosano es un producto derivado de la quitina”, explica Hu. “La quitina tiene muchas fuentes, como las paredes celulares de los hongos, los exoesqueletos de los crustáceos y las plumas de los calamares”. Pero la fuente más abundante de quitosano, según Hu, se encuentra en esos exoesqueletos de crustáceos. Cosas como las colas rosadas de los langostinos, los caparazones carmesí de las langostas y, por supuesto, los caparazones de los cangrejos.

¿Y sabe dónde pueden encontrarse esos exoesqueletos? “En los desechos del marisco”, dice Hu. “Puedes encontrarlos en tu mesa”. Las cáscaras a menudo se tiran en un vertedero o en el mar, pero según el nuevo estudio del equipo, el quitosano utilizado en sus prototipos de pilas se utilizaría para que se descomponga en cinco meses, dejando un componente metálico llamado zinc (en lugar de plomo o litio como las pilas estándar) que es realmente reciclable. El prototipotiene una eficiencia energética del 99,7% tras 1.000 ciclos, lo que significa que es una opción viable para almacenar energía eólica o solar en las redes eléctricas.Publicidad

La propuesta sería una gran mejora para el mundo de las baterías de zinc, ya que aunque estas opciones de almacenamiento de energía no son exactamente nuevas, han tenido fama de tener una eficiencia bastante media. Los investigadores afirman que el ingrediente derivado del caparazón del cangrejo podría ser la pieza que falta para llevarlas al siguiente nivel. Por el momento, Hu afirma que incluir el quitosano como electrolito en una batería significa que alrededor de dos tercios de la batería pueden ser biodegradables, pero en el futuro, el equipo espera abordar ese tercio restante. “En el futuro, espero que todos los componentes de las baterías sean biodegradables”, dijo Hu. “No solo el material en sí, sino también el proceso de fabricación de los biomateriales”.Publicidad

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